Marzo de 2023
Arrancamos la jornada en el paso de Despeñaperros para dirigirnos a uno de los parajes naturales más conocidos de la Península Ibérica y desde allí continuaremos hasta un enclave icónico de España.
Las Tablas de Daimiel.
Llegamos al entorno de las lagunas a media mañana. El día está algo revuelto, el cielo cubierto y rachas de viento lo hacen a ratos desapacible aunque la temperatura es buena. Es un día de trabajo por lo que recorremos casi solos las instalaciones del Parque Nacional pudiendo tomar fotos a placer.
El invierno ha sido seco. Un trabajador del parque, que está echando pienso a los peces desde distintos lugares de las lagunas, nos cuenta que otros años el agua cubría bastante más, pero desde hace ya tiempo ha retrocedido ostensiblemente.
La trabajadora de la oficina de información del parque lo achaca a la sobreexplotación para regadío de los cultivos que rodean el Parque Nacional. Lo cierto es que siempre hay un difícil equilibrio entre la protección de los espacios naturales, la subsistencia de las poblaciones cercanas y las cíclicas variaciones del clima.
Caminamos por las pasarelas de uno de los tres recorridos propuestos en la guía del parque. Se trata del más atractivo ya que recorre por estas estructuras de madera elevadas sobre las aguas las distintas islas que se forman en el humedal a lo largo de 2500m de longitud.
Resulta muy relajante encontrarse rodeado de arboledas, balsas de agua y bandadas de aves que ocupan el día en alimentarse y sobrevolar las lagunas, ajenas a nuestra presencia.
De regreso hacia las motos, antes de abandonar el humedal, nos encontramos con un fotógrafo que se encuentra capturando macros de la flora local. Es un tipo peculiar, de conversación interesante. Intercambiamos preguntas y anécdotas de nuestras profesiones, nuestros viajes y del día a día, y así nos alcanza la hora de almorzar. Decidimos buscar algo casero en el pueblo de Daimiel.
Los molinos de Consuegra
Tras un rato de aburrida autovía, siempre rápida y cómoda pero carente de atractivo, comenzamos a ver en la lejanía la silueta de los molinos y el castillo. Minutos después estamos ascendiendo al desértico Cerro Calderico que se alza sobre la población manchega de Consuegra.
Doce molinos, los restos de una muralla y un castillo en un razonable estado de conservación nos ofrecen una emblemática estampa de lo español. Pocas imágenes evocan más nuestras tierras de España que las siluetas del ingenioso hidalgo Don Quijote y su escudero Sancho junto a los molinos de la Mancha.
«Con todo eso, te hago saber, hermano Panza -replicó don Quijote-, que no hay memoria a quien el tiempo no acabe, ni dolor que la muerte no le consuma.»
Es tiempo de regresar a casa y poner fin a la aventura (que desde hace días nos lleva sin rumbo fijo por la piel de toro).
Saber que…
El humedal Las Tablas de Daimiel fue declarado Parque Nacional en el año 1973 y es el último representante de un ecosistema de desbordamiento de los ríos Guadiana y Gigüela, que gracias a la escasez de pendiente en el terreno permite la creación de lagunas con multitud de aves que utilizan estas zonas como área de invernada y cría.
Los doce molinos de Consuegra tiene por nombre: Rucio, Espartero, Chispas, Clavileño, Caballero del Verde Gabán, Alcancía, Cardeño, Sancho, Mambrino, Bolero, Vista Alegre y Mochila.
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