La ciudad estado ubicada dentro del área metropolitano de Roma es un tesoro de la arquitectura y el arte, además de ser la capital de la Iglesia Católica.
Visitar la Santa Sede
Sin duda, uno de los lugares más imprescindibles de visitar en estas latitudes es la gran Basílica de San Pedro del Vaticano. Sus enormes dimensiones, el arte que atesora su interior, la riqueza de sus obras, así como la visita a la cripta o asomarse a lo alto de su bóveda y divisar desde ella la totalidad de la ciudad eterna son algunos de sus muchos atractivos.
Recuerdo mis anteriores visitas en las que un bullicioso fluir de gente inundaba las tiendecitas de recuerdos y las cafeterías hasta llegas a la enorme plaza de acceso a la Basílica, centro de la cristiandad.
Hoy, paseo casi en solitario. Accedo por uno de los dos únicos tornos de seguridad abiertos para la misa del ocaso, la última del día. Los soportales que se asoman a la plaza están ocupados por mendigos acampados, algunos de ellos en aparente estado de intoxicación etílica y en en un abandono higiénico notable.
Al día siguiente vuelvo, más temprano. Aunque no hay aglomeraciones, el medio día y el agradable sol hace más animado el ambiente y concurrido el lugar.
Reflexiones sobre acampados y cambios con respecto a mis visitas anteriores.
Los tiempos han cambiado, no cabe duda. No sé si por efecto de la pandemia o por las nuevas directrices de la Iglesia y, más en general, por la decadencia que cada vez más se percibe en Occidente.
Lo cierto es el mes de marzo y que la tarde está siendo especialmente fresca, aunque el día ha estado despejado. Toda Roma está más vacía de lo habitual incluso para estas fechas, pero el Vaticano me sorprende por la soledad de todas sus calles.
Comprendo que en los actuales tiempos, con una sensibilidad tan exagerada como tienen ahora las opiniones públicas occidentales hacia temas sociales, es impopular poner trabas a la mendicidad. Pero lo cierto es que resulta bastante lamentable contemplar personas haciendo sus necesidades o bebiendo a escasos metros de un lugar tan especial, desde todos los aspectos como este.
En mi opinión, la atención a las necesidades de los que atraviesan problemas, poco o nada tienen que ver con este espectáculo. Los lugares especiales, ya sea por motivos históricos, artísticos, naturales, espirituales o de cualquier otra índole, no pueden encontrarse en estos niveles de suciedad y abandono bajo ninguna excusa.
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