Los grandes viajes no comienzan cuando cruzamos el umbral de nuestra casa. Todo empieza antes, mucho tiempo atrás, cuando la idea se asoma a nuestras cabezas. Los preparativos son, por tanto, algo muy personal, muy de cada uno, y es por eso que esto es un acercamiento a como a mi me gusta asomarme a mi aventura.
Estudiar la ruta.
Soñar con un destino implica simplemente fijar un hito, un leitmotiv que dará forma a la aventura, pero después hay que llegar a él, y es en este asunto donde la magia lo envuelve todo.
A mi me gusta ser ambicioso en las etapas. Siempre comienzo imprimiendo un gran plano que cubra el itinerario posible y sobre él voy señalando, anotando y dibujando todas las posibilidades: Sitios a visitar, posibles etapas diarias, puertos de mar y sobre todo las «sub-aventuras» ineludibles. A veces estas «sub-aventuras» terminan casi eclipsando el hito principal, pero que se le va a hacer, viajar en moto es vivir el paisaje que se atraviesa y vivirlo con intensidad, no vaya a ser que nunca mas estemos allí.
Estimar el tiempo y los gastos.
Todo aquel que haya viajado «a la aventura» sabe que las estimaciones de tiempo y dinero son solo un acercamiento, a la baja, de lo que va a acontecer. En mi caso, que me dedico a proyectos informáticos, estoy familiarizado con esta realidad. Convivo a diario con las previsiones incumplibles e incumplidas y se perfectamente que en el camino de un largo proyecto, surgen demasiados imprevistos y que non muchos los rodeos que hay que tomar. Es por eso que un buen previsor debe de ser ambicioso con los sueños, precavido con los cálculos y paciente con la realidad. De lo contrario, un gran viaje puede convertirse en un gran desastre, y no es de eso de lo que se trara.
Obtener la documentación requerida.
Cada pais que visites tendrá sus peculiaridades burocráticas y administrativas. El abanico de posibilidades es inmenso: Pasaportes, Visados, Carnet de Passages (CPD), Cartillas de Vacunación, seguros, permisos de todo tipo, etc.
Estos trámites, además de costosos, pueden requerir mucho tiempo y por tanto es conveniente acometerlos con la suficiente antelación.
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Preparar el equipaje.
El equipaje a llevar marca la diferencia de un viaje y de un viajero hasta limites que a veces superan nuestra imaginación. Desde mi primer viaje siempre ha rondado en mi memoria la idea de que «el equipaje siempre es poco cuando estamos empaquetando y mucho cuando estamos viajando».
Conviene ser práctico, enormemente práctico, y austero, casi rácano. La primera frase a desterrar, es el «por si acaso». Si esta frase aparece más de un par de veces en nuestra maleta, es que algo estamos haciendo mal, porque no nos olvidemos: el mundo esta lleno de lugares donde proveernos.
Siempre hay que tener en cuenta imprevistos, pero las soluciones deben ser rápidas, ligeras, sencillas. Los «por si acasos» no deben condicionar nuestro bagaje diario.
Puesta a punto de la moto.
Esto si es fundamental, de esto puede depender el éxito de nuestra aventura. En ello está en juego la consecución de nuestro viaje, el disfrute del que puede ser: nuestro limitado tiempo. Y sin ponernos trágicos, hasta nuestra propia seguridad puede estar en juego. No hay que ser obsesivo, pero en gran medida hay que destinar todo lo necesario y más a este capítulo.
Prepararse uno mismo.
Dependiendo de nuestro destino, por supuesto, y de muchas facetas más, esto puede variar. En cualquier caso, un buen tono físico, una puesta es forma y también unos ciertos conocimientos de la máquina sobre la que montamos es indispensable.
Yo, desde mi primer viaje, he adoptado la costumbre de, al margen de tratar de tener el mejor estado físico posible antes de partir, una vez en ruta, correr a diario. Cada mañana trato de hacer un entrenamiento cada día más exigente con la meta de que el paso de los días me fortalezca frente al cansancio. He de decir que siempre me ha funcionado increíblemente y puedo presumir que cuando regreso a casa me siento como un general romano invencible.
Respecto de la mecánica, mis conocimientos no son amplios, pero en estos años he procurado aprender a hacer las operaciones más básicas con una cierta limitación de herramientas, las que porto en mi moto. De esta forma que podido poner a examen si lo que llevo es no necesario y si sabré utilizarlo llegado el momento. Esto me transfiere una seguridad en mi mismo a la hora de partir.
Aun así siempre habrá problemas que nos superen: Ante ellos, paciencia, inteligencia, y mas paciencia. Este es el tercer perfil a preparar: el mental.
En resumen: ponte fuerte, aprende lo mas que puedas y mejora tu autocontrol.
Cerrar los «flecos» pendientes.
Bueno, esto es un «brindis al sol», siempre habrá flecos pendientes.
En mi caso la última noche antes de partir, cuando ya nada puede modificarse, es cuando llaman a mi memoria buena parte de ellos. No pasa nada, también surgirán nuevos flecos en el mismo instante en el que metamos primera y dejemos atrás nuestra casa.
El consejo: no seas chapuzas, sobre todo al principio, pero en todo caso, tranquilidad, pragmatismo y más tranquilidad. Seguro que si no lo zanjaste antes, es porque no era muy importante.