Atravesando España de Segovia a Santander
Me levanto pronto y viajo hasta Madrid para dejar todo bien atado antes de comenzar el viaje. Paso por casa de mi hermana y dejo allí a mi sufrida socia madrileña, mi CBF en la que cada día me desplazo a la oficina y a mil sitios más. Desayuno con mi madre, mi hermana y mi sobrina y me pongo en marcha. Ahora sí, ya todo está en marcha.
De nuevo en el AVE, regreso a Segovia con el tiempo justo para pasar por casa, ponerme el traje de cordura y carga equipaje. El primer susto me lo da ya en el garaje la batería de mi CBR: tras varios intentos en los que voy viendo como se agota consigo que arranque. Bajo hasta la puerta de la casa, monto sobre ella el equipaje y entre tanto aparece Miro. Estamos haciendo tarde!! casi sin tiempo de poco mas que saludarnos, sin fotos ni más formalidades, decidimos a que gasolinera ir a llenar depósitos y ahora sí, Comienza la Aventura.
El viaje no tarda en dar su primer sobresalto. Al llegar a la gasolinera y repostar, la batería decide que ella no viaja impidiéndome arrancar la moto. Lo intentamos todo, hasta poner unos cables conectados al coche del empleado de la gasolinera, pero nada, que no hay manera!! Acabamos llamando a un taller conocido de Miro, que no de buena gana accede a venir con una batería de recambio (pésima y de un modelo distinto al de mi moto) y remplazar la mía. Quedamos en pagársela a mi regreso.
Entre unas cosas y otras, se ha hecho tardísimo, tendríamos que estar a media tarde en Santander para embarcar y son las 13:30 y no hemos salido de Segovia, vamos a tener que volar!!!
Hacia Santander
Hacemos el viaje sin más percance todo lo rápido posible, alternando tramos con un relativo buen tiempo, e incluso soleado, con otros en los que la anunciada lluvia nos pilla de lleno. Ya con algo de desahogo horario llegamos a Fromista, donde paramos a comer un bocata (Cafe-Bar Puzzles’s) y charlamos con el camarero, un chaval jovencito que se muestra muy sorprendido en que viajemos hasta la Isla de Man a ver las carreras en moto y nos pide que le enviemos fotos. Sin demorarnos demasiado, comemos, pagamos y marchamos.
Embarcando
En poco rato más estamos en el Puerto de Santander, con el tiempo justo para hacer algo de compra para la travesía (agua y alguna cosa para picar en el barco) y acceder a la zona de embarque.
La espera se hace larga y, para sorpresa nuestra, somos los únicos españoles con moto de la cola. Entablamos conversación con los británicos que nos rodean y matamos el rato comentando nuestros viajes, nuestros países y hasta nuestras preferencias en la elección de neumáticos, las esperas dan para mucho!!
Al fin, con el caer de la tarde, accedemos a la panza del barco, los operarios amarran bien nuestras motos y en unos minutos estamos haciéndonos fotos en cubierta mientras poco a poco va quedando atrás Santander… Nos adentramos en el Cantábrico.