Los Arribes del Duero

Uno de los parajes más bellos del centro peninsular español son los Arribes del Duero. Este territorio natural se extiende a ambos lados de la frontera hispano-portuguesa siguiendo los caprichos del encañonado Río Duero, el curso fluvial que es columna vertebral desde hace siglos de cultura, gastronomía, arquitectura e historia bélica que ha dejado en estas tierras un enorme patrimonio

Sierra de Gredos (Ávila)

Desde Segovia, la puerta de acceso natural hacia las comarcas salmantinas, extremeñas e incluso toledanas, en muchos casos es el paso por la ciudad amurallada de Ávila y desde ella, el giro hacia el Puerto de la Panamera para desde él tomar rumbo hacia Gredos.

Venta del Obispo
En la Venta del Obispo, con Sandra, Dani, Diego, Esther y Juan (Pifo)

Una de las paradas obligadas en este tramo es la famosa Venta del Obispo. A penas media docena de edificaciones rústicas se agrupan en esta puerta de Gredos, a partir de la cual comenzará el ascenso a la sierra abulense.

La terraza de la Venta del Obispo
La terraza de la Venta del Obispo

Es por tanto un lugar estupendo para hacer una parada, tomar una bebida y unas patatas revolconas y reunirse el grupo (si viajan varias motos, como era mi caso este día).

Patatas revolconas
Patatas revolconas

A medio día estábamos en algún lugar de Gredos parando para comer, aprovechando la circunstancia de un pinchazo en una de las motos. El día era cálido como lo suelen ser en el verano castellano.

Solventado el problema y con las barrigas llenas, continuamos en dirección a Guijuelo y de allí a la Capital del Tormes, Salamanca. La atardecer avanzaba rápido así es que debíamos darnos prisa si no queríamos hacer el final del camino ya de noche.

Campo Charro.

Dejando atrás la capital universitaria, pronto comenzamos a rodar por largas y solitarias dehesas de cautivadora belleza. Los tonos rojizos de la luz hacían aun más doradas las extensas planicies ganaderas donde toda clase animales pastaban plácidamente. Vacas, ovejas y cerdos correteaban sorprendidos a nuestro paso por estas solitarias carreteras.

Un alto en el camino para repostar
Un alto en el camino para repostar

Un poco más adelante, con una atípica luz crepuscular, pasaba junto a la orilla de una de las colas del Embalse de la Almendra. Los colores violetas pálidos, reflejados sobre el azul intenso de las aguas y tiñendo a su vez las blancas orillas de tierra y pedregales calizos me resultaron estupefacientes.

Terminando la jornada. Dani.
Terminando la jornada. Dani.

Me apenaba no poder detenerme, dada la hora, y sabiendo que intentar capturar esa belleza no sería ni fácil, ni rápido. Con las últimas luces del día, después de una necesaria parada a repostar, llegábamos a destino: Villarino de los Aires.

Cenando al fresco en la cálida noche
Cenando al fresco en la cálida noche
Ruta de ida a los Arribes
Ruta de ida a los Arribes

Los Arribes del Duero

A la mañana siguiente, recogimos equipajes y nos dispusimos a marchar ya bien entrada la mañana. La noche había sido larga y disfrutada, y ninguno poníamos mucha prisa en arrancar.

Antes de Salir hacia los Arribes
Antes de Salir hacia los Arribes

Recorrimos unas cuantas carreteras comarcales llenas de curvas, rodeados de paredes pétreas hasta llegar a la frontera natural que describe el Duero. Al otro lado se divisaba el territorio portugués. No teníamos suficiente tiempo para buscar un paso fronterizo así es que siguiendo las indicaciones de un paisano, continuamos hacia la cabecera de la presa de Almendra.

Embalse de Almendra en los Arribes del Duero
Embalse de Almendra en los Arribes del Duero

El Embalse de Almendra

La carretera transcurre sobre el enorme muro que tiene varios kilómetros de longitud. Junto a sus exclusas se sitúa un aparcamiento que es perfecto para hacer una parada y disfrutar del hermoso paisaje que se dibuja a ambos lados de la carretera. De uno, las aguas embalsadas y una basta planicie blanca a causa del tipo de terreno.

Las aguas del embalse de Almendra
Las aguas del embalse de Almendra

Del otro, la garganta hacia la que desagua el embalse, de aspecto y vegetación más mediterránea y terreno más pedregoso.

Canal de desembalse de Almendra
Canal de desembalse de Almendra

El regreso por la comarca de La Alberca y Sierra de Bejar.

Continuando sobre la presa salimos hacia el pueblo que da nombre al embalse: Almendra y desde allí, por largas rectas hasta Vitigudino donde paramos a comer. Continuando se divisa en la lejanía La Peña de Francia, y a nuestra derecha La Alberca, aunque por motivos del COVID19, que este extraño año nos golpea, no podemos entrar a la localidad por encontrarse confinada.

En ruta
En ruta

La carretera transcurre por una infinita sucesión de curvas a derecha e izquierda que va ascendiendo y descendiendo numerosas montañas. A penas hay poblaciones pero sí hermosos bosques y una naturaleza fascinante.

Se trata de la Sierra de Bejar, población que atravesamos para llegar hasta El Barco de Ávila, donde haremos una última parada antes de regresar a la carretera, ya con la noche sobre nuestras cabezas. Desde allí a la capital abulense y después a Segovia, todo el tramo lo hacemos ya de noche cerrada.

Barra Separadora Moto

Mis amigos y compañeros de ruta: Sandra, Dani, Diego, Esther y Juan. Que sean muchos los días en que lleguemos a nuevos lugares, que la ruta sea lenta, placentera, y que nos llenemos de vida en el camino…

 

 

 

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