Salida de la ruta
A las 9:30 de la mañana, en la formidable tienda que Motosprint tiene en Andorra, nos reunimos para recibir bienvenida y recoger las credenciales de inscripción de la ruta. El ambiente es muy agradable y la organización: estupenda.
Con nuestros chalecos y nuestros rutometros recogidos, nos ponemos en marcha para disfrutar de un completo día ruta recorriendo cada rincón del bello país pirenaico.
Ascenso a Naturlandia.
Tomando la carretera de La Rabassa se comienza a ascender vertiginosamente por una increíble sucesión de curvas a izquierda y derecha entre bosques salpicados de cuando en cuando, por casitas de piedra oscura y madera con tejados de pizarra.
Desde uno de los miradores al borde de la carretera se contempla la ciudad como si fuera una cuidada maqueta de juguete.
El descenso por la carretera de La Peguera es igualmente bello y divertidísimo. La carretera es tremendamente revirada y la naturaleza de una exuberancia y frondosidad indescriptible. ¡Es un deleite conducir por estas carreteras!
Port d’Envalira
El ascenso al puerto es de extraordinaria belleza. La carretera serpentea hasta la cumbre ofreciendo a cada giro de curva un horizonte despejado con un hermoso cielo azul.
Al encontrarse la ciudad enclavada en un profundo valle completamente rodeado de altas montañas, se tiene la sensación de no tener un horizonte abierto. Por este motivo resulta tan fantástica la subida al Port d’Envalira.
El Pas de la Casa
Desde el puerto descendemos rápidamente hasta la localidad en el valle que se sitúa al norte, en dirección a Francia. La localidad presenta un animado ambiente entorno a los comercios que se suceden junto a la carretera.
Mirador del Roc del Quer
Desde lo alto de este impresionante enclave natural se tiene unas fabulosas vistas del las montañas y los valles que se hunden casi verticalmente bajo nuestros pies desde el mirador que se descuelga en este lugar.
Algunos bancos situados al borde del camino de tierra invitan a relajarse contemplando la imponente grandiosidad natural del Pirineo andorrano.
Descendiendo desde el mirador bajamos hasta el valle pasando junto al pequeño pueblo de Pal, con sus casas tradicionales de piedra y su vieja iglesia. ¡Es verdaderamente bonito!
Nada más dejarlo atrás comenzamos a ascender con las cabinas del teleférico pasando sobre nuestras cabezas.
Arinsal-Pal. Coll de la Botella.
En la cumbre del teleférico de Arinsal-Pal se encuentra el acogedor restaurante donde disfrutamos de una estupenda comida entre bigas de madera y ventanales de cristal que nos brindan unas fabulosas vistas de las montañas y bosque que descienden a los pies de este enclave.
Tras la comida descendemos de nuevo hacia la ciudad para, tras callejear por su centro, dirigirnos de nuevo a las instalaciones de Motosprint donde nos espera un café y unos postres para poner fin, con el sorteo, a un intenso día.
Andorra la Vella
La ciudad es muy tranquila, organizada y limpia. Al caer la noche los comercios cierran y la animación se traslada a un puñado de restaurantes que se entremezclan entre las tiendas.