La Cauca romana, en el noroeste de la provincia de Segovia, es un fascinante destino que ofrece una hermosa ruta por las llanuras agrícolas de la meseta castellana, enclaves monumentales como su Castillo y Murallas, así como un conjunto histórico de primer orden.
La ruta, por carreteras secundarias.
Saliendo desde la capital de Segovia en dirección noroeste por la CL-605 recorremos unos kilómetros hasta llegar al desvío donde tomamos dirección a Añe.
Nada más salir de la vía principal, comenzamos a recorrer la estrecha y solitaria carretera SG-V-3311, de suaves curvas, que va atravesando los sinuosos campos de cereal, en plena cosecha a últimos del mes de junio. Atravesamos el Río Moros a la salida de Añe, donde nos cruzamos con el Camino de Santiago, y continuamos por Armuña hacia Bernardos.
Allí al lado, en las cercanías de la pequeña localidad de Domingo García, se encuentra un interesante conjunto de Arte Rupestre al que merece la pena dedicar una parada.
Continuando por la SG-V-3321 hacia Navas de Oro, cruzamos esta vez sobre el Río Eresma y nos adentramos por un tramo más boscoso seguido extensos pinares resineros hasta llegar al destino, la Villa Romana de Coca.
La Cauca romana
Este asentamiento, de cierta importancia incluso antes de los romanos, conserva parte de sus murallas y una puerta, pero lo más relevante de este periodo es ser la ciudad natal del Emperador Romano Teodosio El Grande, el último de los emperadores que gobernó la totalidad del mundo romano unido bajo su poder. A partir de él, los imperios de Oriente (con capital en Constantinopla) y de Occidente (con capital en Roma) siguieron caminos separados hasta sus respectivas desapariciones, con un milenio de diferencia entre ambas.
Entrando por la puerta de su muralla, nos encontramos en el centro de la plaza un sencillo y bonito monumento al ilustre emperador.
El castillo gótico mudéjar de Coca
Sin lugar a dudas se trata de un edificio de una extraordinaria belleza, más allá de su importancia arquitectónica o su faceta militar.
Su espléndido estado de conservación, así como el entorno en el que se sitúa y la rareza que le confiere el tratarse de un castillo construido en ladrillo, son motivos más que suficientes para justificar la visita y la obligada fotografía desde alguno de los distintos ángulos que ofrece.
Otros lugares remarcables de la localidad
La torre de San Nicolás
Es el único vestigio en pie de la iglesia mudéjar del S.XIII que llevaba su nombre. La torre se encuentra en un buen estado de conservación y llama la atención por su altura, así como por las arquerías características de este estilo.
Parroquia de Santa María la Mayor
Aunque de una apariencia austera, esta iglesia del S.XV de estilo principalmente gótico, alberga en su interior una serie de joyas artísticas entre las que destacan notoriamente el mausoleo de Los Fonseca, señores de estas tierras, de estilo renacentista y fabulosa belleza.
La Fuente de los 5 caños
El conjunto alberga los restos de una vivienda romana (domus) de la que solo se conservan los restos de sus cimientos, estos sí, en buen estado de conservación y visitables.
Cercana a ella se encuentra La Ermita de Santa Rosalía, en un triste estado de abandono.
Apunte histórico…
El pequeño asentamiento fundado por los celtíberos por su emplazamiento estratégico protegido por los ríos Eresma y Voltoya toma ya cierta relevancia económica, comercial, militar y de población hacia el 500 a.C., llegando a tener entre 6.000 y 8.000 habitantes.
En el 151 a.C. es tomada por los Romanos y aumenta significativamente su población hasta los 20.000 habitantes. Diversos avatares en esta época como el paso de Escipión hacia Numancia en 134a.C, las guerras civiles como las Sertorianas del 74 a.C. van alternando la destrucción y la repoblación del enclave.
En el S.II goza ya del privilegio de ser municipium romano, y durante el S.III y S.IV su relevancia en la Hispania romana no deja de crecer hasta ser cuna del brillante General Romano aclamado Emperador Teodosio «El Grande» que como ya se ha citado, fue el ultimo en gobernar la totalidad del mundo romano reunificado bajo su mando.
De la posterior etapa visigoda, poco se sabe de ella. Posteriormente en la época de invasión Musulmana fue conquistada por el temible Almanzor y posteriormente, en 1086 recuperada para los Cristianos por Alfonso VI, pasando con los siglos su posesión al Marqués de Santillana y de este a los Fonseca, que inician la construcción del Castillo en 1473.
Con posterioridad fueron las tropas napoleónicas, en 1808 las que ocuparon el castillo, saquearon e incendiaron la villa, destruyendo el archivo municipal, la fabrica de vidrio, el convento de los Franciscanos y dejando en ruinas el castillo a su salida. Permanecería en este estado hasta su reconstrucción en 1956 tal y como lo conocemos.