La ruta.
Partiendo en dirección norte desde Medellín se toma la Carretera 60, autovía de buen firme y mayoritariamente plana en suave subida, hasta alcanzar la localidad de Marinilla.
Atravesando este pueblo, que queda a la izquierda de la vía nos encontramos con la feria de ganado en la que centenares de animales son estabulados comprados y vendidos en una ambiente muy rural y bullicioso.
Dejando el pueblo atrás siguiendo las indicaciones al Peñol se alcanza el estadero del Mirador del Peñol, desde el que se tiene una magnífica imagen, en la lejanía, del descomunal monolito.
Continuamos por un bello trayecto de curvas divertidas para la conducción, hermosas fincas tradicionales y estupendos paisajes repletos de suaves colinas verdes y ríos limpios hasta llegar al Pueblo del Peñol donde se puede hacer una parada a visitar su iglesia en la Roca.
Siguiendo adelante en dirección a Guatapé, al pasar junto al embarcadero deportivo situado el una de las colas del Embalse del Peñol, paramos a disfrutar de la imponente estampa de la Piedra del Peñol, ya mucho más próxima. Estamos a unos pocos kilómetros de su acceso.
Reanudamos la marcha y llegamos al Malecón de Guatapé, pintoresco pueblo con sus casas de vivos colores y sus famosos zócalos.
Recorremos caminando el paseo fluvial repleto de puestecillos callejeros con empanaditas, dulces, cafés, zumos, helados y artesanías y terminamos internándonos en el concurrido centro del pueblo. Placitas animadas con músicos callejeros, muchos turistas y tiendas de recuerdos y artesanías y en lo alto, elevada sobre el resto, la iglesia presidiendo el parque principal en el que se sitúa también la alcaldía.
De regreso, nos desviamos para visitar la Piedra del Peñol, monolito desde el que vemos comenzar el atardecer.
Regresamos en dirección a Medellín por la misma carretera por la que vinimos y ya, de noche cerrada, divisamos a lo lejos la imponente mancha luminosa de la enorme ciudad que cubre todo el valle de Aburrá y buena parte de sus laderas.
Conocer más sobre …
Marinilla y su feria de ganado.
Historia
Tradicionalmente se ha señalado el año de 1690 como fecha de fundación de Marinilla, a la cual se le concedió el título de Villa el 21 de noviembre de 1787 mediante Real Cédula del español Rey Carlos III.
Los documentos más convincentes, que provienen de las crónicas españolas de los años de la Conquista, sugieren que alrededor de 1540 el Capitán Jorge Robledo envió una comisión soldadesca para explorar los territorios de lo que hoy constituye Marinilla. Años más tarde, otros conquistadores españoles, entre ellos el capitán Francisco Núñez Pedroso, fundador de Mariquita, y Francisco Martínez Ospina, a quien se atribuye la fundación de Nuestra Señora de los Remedios, llegaron hasta las montañas del oriente de Antioquia, pasando por donde hoy está Marinilla.
Muchas décadas transcurrieron hasta que en 1709 empezó a formarse en la localización de la actual población un pequeño caserío dependiente del poblado circundante de Remedios, que inicialmente recibió el nombre de San José de la Marinilla.
Ya durante la lucha por la Independencia de Colombia el pueblo se destacó por ser una de las primeras poblaciones en ofrecer soldados para la cruzada emancipadora. Cuando el General José María Córdova llegó a Marinilla por primera vez, encontró formado un batallón que marchó inmediatamente con él a las batallas libradas en la guerra de independencia lo cual le valió el apelativo de «Esparta Colombiana».
Feria de Ganado
Celebración de mediados de enero de 2018 en el término municipal.
Mirador del Peñol.
Unos kilómetros antes de llegar al moderno Peñol, junto a un estadero de carretera, existe una explanada natural con cierta elevación que ofrece unas magníficas vistas del monolito del Peñol recortando el horizonte sobre la irregular orografia ofrecida por el embalse y las colinas ganaderas y agricolas que salpican la comarca. El lugar es extraordinario para hacer un alto en el camino.
El antiguo Peñol.
Fue fundado el 20 de junio de 1714 por Fray Miguel de Castro y Rivadeneiro, y erigido como municipio en 1774. Dista 69 kilómetros de Medellín.
Con la construcción del Embalse, el antiguo asentamiento quedo bajo las aguas por lo cual fue reconstruido en un paque temático en las cercanias del actual municipio.
La iglesia en la roca.
La Piedra del Peñol.
Monolito de 220 metros de altura compuesto por cuarzo, feldespato y mica. La grán roca fue escalada por primera vez en 16 de julio de 1954 por un habitante de la zona, Luis Eduardo Villegas López. en compañía de Ramon Diaz y Pedro Nel Ramírez. Hasta ahora la piedra sigue perteneciendo a la familia Villegas. Actualmente se puede acceder a su cumbre subiendo 740 escalones construidos en una grieta del monolito.
Curiosidad: En 1988, en una alianza entre el dueño de la roca y el Alcalde de Guatapé, inició la pintura en la roca la pintura con el nombre de GUATAPÉ; no obstante, debido a que la piedra fue durante un tiempo parte del territorio del Peñol y aún sigue siendo parte de su identidad, dicho municipio logró que se detuviera esto con la ley 23 de 1973, según la cual no se puede pintar ni tachar ningún lugar turístico natural.
La piedra se ha convertido en un atractivo turístico del lugar, junto a la represa que la rodea. Miles de personas de todo el mundo han visitado el lugar.
Guatapé con sus zócalos y su malecón.
Historia
Antes de llegar los conquistadores ibéricos, este territorio estaba habitado por etnias aborígenes, algunas comandadas por un recordado cacique de nombre Guatapé. En su honor, el poblado fue bautizado de esta manera el 4 de octubre de 1811, fecha de su fundación por Francisco Giraldo Jiménez. Posteriormente tambien se la dió el nombre de La Ceja de Guatapé.
El municipio ha sufrido diferentes cambios a través de la historia, pasando de ser esencialmente ganadero, a agrícola y minero. Con posterioridad, en los años 1970, dada la construcción de un gigantesco embalse en su territorio, pasó a ser preminentemente turístico.
Entre los elementos culturales más representativos del municipio están los zócalos, los cuales muchos fueron hechos en los primeros años del siglo XX y que aún se conservan en las fachadas de las casas del pueblo. También se pueden encontrar nuevos modelos de estos zócalos que relatan diferentes tramos de la historia indígena y de la colonización antioqueña. Un lugar representativo del pueblo es la calle conocida como de «los recuerdos».
Imprescindible
Visitar la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Carmen, caminar por la Calle del Recuerdo, o dar un largo paseo por el Malecón