No estaba en nuestros planes visitar Mequinez, a la que llegamos accidentalmente. Nuestra primera impresión de ella fue un tanto caótica dado que entramos, por circunstancias que no vienen al caso, por una barriada de esas que ‘dan miedo al miedo‘.
Sin embargo, los dos días que permanecimos allí fueron mas interesantes de que habríamos pensado. Vimos muchos contrastes entre un Marruecos más tradicional y antiguo y otro que se abre paso a una vida más moderna de mujeres sin velo y vestimentas occidentales que se sientan en las cafeterías y pasean con normalidad por las calles.
El centro histórico
Como en otras populosas ciudades marroquíes, sus apretadas calles céntricas se encuentran abarrotadas de gente tanto de día, como ya bien entrada la noche. Nos acercamos caminando desde nuestro hotel, situado en la zona extramuros de la ciudad.
Durante el paseo vamos recorriendo calles repletas de tiendas, restaurantes, cafés y toda clase de negocios. No hay turistas por aquí. La gente que entra y sale de los establecimientos y camina por la calle es toda población local de todas las edades.
El futbol está por todas partes. Todas las teterías tradicionales, a las que solo entran los hombres, así como las terrazas y restaurantes tienen pantallas donde emiten partidos tanto la liga marroquí, como de todas las ligas europeas.
Hay muchos puestos callejeros y pequeños negocios con deliciosos dulces, predominantemente de hojaldre y miel, mezclados con muchos frutos secos y dátiles.
Plaza Lalla Aouda y Mezquita Stinia
Entramos por la Puerta de muralla de Lalla Aouda a la plaza de igual nombre. Cuelgan iluminaciones de sus arcos y muchas familias disfrutan de la agradable noche sentados en los bancos del gran espacio rectangular que la forma.
Al fondo la Mezquita de Stinia tiene sus puestas entreabiertas dejando salir por ellas el murmullo de la oraciones. Me asomo para echar un furtivo vistazo pero tan solo alcanzo a ver un patio con columnas previo a la sala donde se encuentran los fieles.
Bab El Mansour Laalej
Se trata de la plaza monumental más famosa de la ciudad, de gran tamaño y extraordinaria belleza, por lo que he podido ver en fotos ya que desafortunadamente se encontraba cubierta por completo a causa de su restauración.
Plaza Ladhim
La enorme plaza se sitúa frente a la monumental puerta. También se encuentra parcialmente cubiertos los edificios colindantes por la restauración del área.
En su extremo contrario se sitúa el Zoco que, a pesar de se ya de noche, se encuentra muy animado.
Los locales propiamente dichos ya están cerrando, no así el resto de puestos de mercaderías de todo tipo: ropas, calzado, telefonía, música, electrónica, antigüedades, frutas y un largo etcétera.
El mercado
Caminando entre los puestos por el estrecho pasillo que dejan sus mercaderías, llegamos a la zona donde se agolpan los puestos de frutas, iluminados con pequeños farolillos, que continúan vendiendo su organizado género.
Más allá ascienden las nubes de humo que indican la ubicación de los puestos de comida callejera. Es tarde y ya tenemos hambre, así es que nos sumergimos en la humareda y curioseamos la comida dispuesta antes de seleccionar el lugar donde cenaremos.
El tenderete está animado y rápidamente nos organizan un par de sillas, una vieja mesa y nos preparan una especie de bocadillos de algo parecido a chistorra asada. La comida está sabrosa y el bullicio, divertido.
La vida de la ciudad.
[Próximamente]
Caminamos por la calle y nos cruzamos con muchas mujeres de todas las edades vestidas al modo occidental, sin velo. Jovencitos y jovencitas pasean en grupos jugando animadamente del mismo modo que lo hacen en nuestras ciudades europeas.
En las cafeterías de los hoteles se vende cerveza, que consumimos los occidentales pero también los locales a partir de cierta hora, con discreción pero sin clandestinidad alguna. Hay pequeños garajes en la calle donde se vende igualmente alcohol que te dispensan, sin mucho misterio, en una bolsa negra opaca. Por supuesto, lo que nadie hace es consumirlo por la calle.
Todo esto me resulta bastante llamativo. Tan solo han pasado tres años desde mi anterior viaje y en aquel entonces no había ese aperturismo respecto de las mujeres no del alcohol.
El tráfico es denso, pero no es tan caótico como en otras ciudades como Tánger o Marrakech y las grandes avenidas están cuidadas y modernas. No lo están tanto las callecitas interiores de los barrios, pero no resulta demasiado incómodo conducir por la ciudad.
Para otro viaje…
Aunque inicialmente estaba en nuestros planes la visita a los interesantes restos romanos Volubilis, las circunstancias hicieron que tengamos que dejarlo aplazado para otro viaje.
Ruinas romanas de Volubilis
La antigua ciudad romana se encuentra a tan solo 4 kilómetros de Mulay Idrís y a 20 de Mequinez. Se trata, probablemente, del yacimiento arqueológico romano en mejor estado de preservación de la región norte de África.
Mulay Idrís
La ciudad, encaramada sobre una roca, domina el valle del Oued Erroumane y la planicie de la antigua ciudad romana de Volubilis y se trata de la ciudad santa de Marruecos que alberga el santuario del fundador de la Dinastía idrisí, Idrís I donde se dan cita anual los peregrinos. Para los visitantes no musulmanes está prohibido el acceso al santuario, si bien algunos días de visita permitirán al visitante penetrar en la atmósfera de la ciudad.
Muy buen relato de nuestro viaje Javier , con mucho detalle y buena narrativa, acompañada de buenas fotografías
Muchas gracias Juan. Fue un estupendo viaje, es fácil de relatar y mostrar con gusto.