Cartagena de Indias, también conocida como «La heroica«, «La joya del Caribe«, «La ciudad del eterno verano» o «La perla caribeña«. Es sin duda una de las ciudades coloniales más bonitas de toda Latinoamérica.
Visitando el centro histórico.
Emplazada dominando la costa, con su imponente y espléndidamente bien conservado centro histórico conocido como «La ciudad amurallada», toda la ciudad es una joya tanto arquitectónica, como paisajística y monumentalmente hablando.
La cantidad de lugares recomendables para la visita es inacabable, por lo que mi consejo es tomárselo con tranquilidad y salir a pasear dejándose sorprender sobre la marcha.
Aun así, hay cierta relación de lugares que uno no debe dejar de visitar:
Torre del Reloj
Esta torre se asienta sobre una de las puertas de la muralla, la que separa el puerto interior (Muelle de los Pegasos) del acceso principal a la ciudad vieja.
En esta plaza se encuentra el Monumento a Pedro de Heredia, fundador de la cuidad.
Plaza de Bolívar y Catedral
Esta pequeña y ajardinada plaza constituye el centro principal de la ciudad. En ella se asienta la Catedral de Santa Catalina de Alejandría, el Banco de La República, el Museo Histórico de Cartagena, el Museo de la Esmeralda.
Desde tiempos del Imperio Español, alrededor de ella se asentaron los edificios de gobernación y los distintos poderes de la que fue una de las ciudades más importantes del mundo, y la de referencia de los territorios hispánicos en el nuevo mundo.
Entorno de la Casa de España
Pasear por sus estrechas y coloristas calles, siempre animadas. Con sus edificios blanqueados, sus balconadas y galerías de las que se descuelgan las flores y sus románticas placitas es una fantástica experiencia a cualquier hora del día y la noche.
Castillo de San Felipe de Barajas
Una de las obras de ingeniería y arquitectura más importantes de la antigüedad, y por supuesto probablemente el edificio defensivo más antigüedad de todo el continente.
Desde sus almenas se tienen unas espectaculares vistas de toda la ciudad amurallada, así como de las costas, interiores y exteriores de esta privilegiada tierra.
En él tuvo lugar alguno de los acontecimientos más importantes de la historia universal, con Blas de Lezo como protagonista, el cual tiene a sus pies una imponente estatua que rinde homenaje para la posteridad de este excepcional guerrero.
Cerro de La Popa.
Además de ser un enclave paisajístico de inigualable belleza, es también otro de los escenarios históricos clave del devenir histórico de la ciudad, del imperio hispánico y por descontado de la posterior Colombia.
Su punto más alto y estratégico lo domina el Convento de Santa Cruz de La Popa, desde el que los Ingleses, en su intento de invasión, batieron con artillería las defensas de la ciudad, lo que prueba las magníficas vistas que desde él se tienen de todas las areas monumentales y naturales de Cartagena.
Barrio de Getsemaní
Bullicioso, comercial y especialmente colorista, este área de la ciudad amurallada es uno de los más bellos de callejear, fotografiar en nuestra visita.
Repleto de restaurantes, tiendecitas donde comprar recuerdos, artesanías, ropa, etc. Con sus casas de colores, sus flores descolgándose de las terrazas y ventanas y sus negocios, es un lugar repleto de vida ya sea de día como durante la noche.
Playas y entorno natural
Tanto la propia ciudad de Cartagena, como todo el entorno cercano cuenta con unas maravillosas playas.
Playa de Bocagrande
La zona nueva de la ciudad cuenta con un extenso paseo marítimo extendiéndose a lo largo de la Playa de Bocagrande. En él se encuentran, una tras otra, las torres de hoteles.
Ya abandonando la ciudad, los dos enclaves turísticos más conocidos son:
Travesía hacia las Islas del Rosario
Isla Barú
Sus playas caribeñas de arena blanca, sus palmerales y sus cristalinas aguas repletas de exóticos peces de multitud de colores convierten a este lugar en un verdadero paraíso.
Desde el puerto de Cartagena se puede llegar en lanchas rápidas o en barcos turísticos, algo más lentos, hasta este lugar, y regresar al acabar el día. Si no se ha decidido pernoctar allí.
Archipiélago de las Islas del Rosario
Otra de las excursiones recomendables es la visita a las distintas islas de este archipiélago.
En ellas se puede disfrutar de la playa, de su vegetación frondosa, del snorkel y de su peculiar y sabrosa gastronomía.
Apunte histórico.
Fundada el 1 de junio de 1533 por Pedro de Heradia en las orillas del Mar Caribe, la ciudad fue una de las más importantes de América, sino la que más, durante sus casi 3 siglos de pertenencia al Imperio Español, lo que la llevó a convertirse en la joya de la corona hispánica y el anhelo de Inglaterra y sus piratas.
Esta preminencia hizo de ella el enclave más fortificado de toda América del Sur y del Mar Caribe, y en su interior acumuló el impresionante patrimonio histórico que atesora hasta estos días.
En 1502 Rodrigo de Bastidas descubrió la costa Caribe de Colombia y, con ella, la bahía de Cartagena de Indias, la cual bautizó así por ser tan cerrada como la de la Cartagena española. El nombre de Cartagena del Poniente llega en el año 1533 para diferenciarla de Cartagena del Levante en España, de donde eran la mayoría de los marineros de Pedro de Heredia, quien la fundó en virtud de que el lugar (donde había encontrado un asentamiento indígena llamado «Calamarí») fue estimado como muy propicio para una plaza fuerte.
En los años siguientes a su fundación fue asaltada numerosas veces por piratas, corsarios y tropas inglesas (Francis Drake, 1586), francesas y neerlandesas. Ello llevó al rey Felipe II a encargar la construcción de sus imponentes murallas y fortificaciones.
En 1697 la armada y los corsarios franceses atacaron la ciudad, guiados por el Barón de Pointis y Ducasse. La bahía fue defendida valientemente por el héroe Don Sancho Jimeno. Pero la ciudad, débilmente protegida, y posiblemente la traición de su gobernador Don Diego de los Ríos (vendido a los intereses de los franceses) propició su saqueo.
La reconstrucción posterior a 1697 fue inicialmente lenta, pero con el final de la Guerra de la sucesión española (alrededor de 1711) y la administración competente de Juan de Torrezar Díaz Pimienta, los muros fueron reconstruidos, los fuertes reorganizados y restaurados, y volvieron a abrir los servicios públicos y los edificios. Ya en 1710, la ciudad estaba totalmente recuperada. Al mismo tiempo, las reformas lentas pero constantes de las políticas comerciales restringidas en el Imperio español alentaron el establecimiento de casas comerciales nuevas y proyectos privados.
Durante el reinado de Felipe V de España, la ciudad tenía muchas nuevas obras públicas iniciadas o completadas, entre ellas el nuevo Fuerte de San Fernando, el Hospital de la Obra Pía y la pavimentación completa de todas las calles y los proyectos en la apertura de nuevos caminos.
El siglo siguiente, con el cambio de dinastía reinante en España y las políticas económicas favorables al comercio y el establecimiento del Virreinato de la Nueva Granada en 1717 convirtió a la ciudad en una de las más pujantes de América y la más poblada del virreinato.
El 13 de marzo de 1741 la ciudad fue sitiada por las tropas del almirante británico Edward Vernon. Se daba inicio al Sitio de Cartagena de Indias. La escuadra británica estaba compuesta por 186 navíos y 28.000 hombres, la cual se enfrentó contra las fuerzas españolas, que se contaban en 6 navíos y 4.000 hombres, al mando del Teniente General de la Armada Española Blas de Lezo bajo la gobernación del virrey Sebastián de Eslava.
La batalla, que estaba llamada a ser un arrollador triunfo inglés, hasta el punto de que fueros acuñadas monedas conmemorativas por la corona británica antes del propio enfrentamiento. La contienda se convirtió en un absoluto desastre para las fuerzas atacantes, contabilizando las filas inglesas entre 8.000 y 11.000 bajas e importantes daños en la armada. La genialidad estratégica y táctica del heroico General español destrozó una y otra vez al contingente británico provocando su derrota y obligándolo a retirarse con el resto de las fuerzas tras fracasar el asedio.
Los siguientes 275 años, Cartagena estuvo bajo el dominio español. Había sido la ciudad más grande del virreinato hasta el 11 de noviembre de 1811 cuando se convirtió en el segundo territorio que declaraba independencia absoluta de España en la actual Colombia. La Guerra de Independencia marcó el comienzo de un declive dramático en todos los aspectos para la que se había convertido en la capital virtual de la Nueva Granada.
El 20 de agosto de 1815, el Estado Libre de Cartagena fue objeto de una campaña de reconquista liderada por el general español Pablo Morillo. Por medio de un asedio naval y terrestre logró doblegar a los insurrectos a los tres meses. Como consecuencia de este episodio, la ciudad recibiría el título de «Ciudad Heroica». La ciudad prácticamente destruida fue evacuada por mar y volvió a estar bajo control español desde el 6 de diciembre de 1815 hasta el 10 de octubre de 1821, día en el que el último gobernador español fue derrotado por ejército republicano al mando del general Mariano Montilla y tuvo que abandonar la ciudad.
La última ciudad de Colombia en ser liberada del gobierno hispano, se convirtió en un pueblo fantasma. Entre 500 esclavos africanos liberados habitaron la ciudad, cuyos palacios y edificios públicos estaban en ruinas, muchas de ellas con paredes derrumbadas.
Después de la década de 1880 la ciudad comenzó a recuperarse de la crisis, llegando así hasta nuestros días.
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