La localidad de Aranjuez, a unos pocos kilómetros de Madrid capital, es un destino estupendo para una corta escapada desde la gran ciudad.
La villa regia es conocida tanto por su hermoso Palacio Real como por los jardines y fuentes que lo rodean.
Estos inmensos jardines fueron concebidos con el objetivo de ensalzar la residencia real, ubicada en la árida y seca meseta castellana, en el centro de la península ibérica.
Gracias al aprovechamiento de las aguas de los ríos Tajo y Jarama, que permitieron la exuberancia de las zonas verdes, convierten a estos ajardinamientos en los más importantes de todo el periodo de reinado de la dinastía de los Habsburgo.
También es recomendable visitar en esta tranquila localidad el palacete conocido como La Casa del Labrador y sus jardines, el Jardín del Príncipe, la Iglesia de San Antonio de Padua, el Jardín de Isabel II y los Jardines de la Isla.
Debido a su cercanía de la capital de España y a lo variado de sus posibilidades paisajísticas y monumentales, cualquier época del año es buena para acercarse a este lugar.
Nota Histórica
Fue erigido inicialmente por orden de Felipe II. El proyecto se encargó al arquitecto Juan Bautista de Toledo, que no pudo ver concluida su obra en vida. Sería su discípulo Juan de Herrera el encargado de finalizar la obra.
Durante todo el siguiente siglo XVII permanecieron paradas las obras. Fué ya durante el reinado de Fernando VI cuando se acomete una importante ampliación. Este nuevo proyecto continuará con Carlos III dotando al recinto de unas alas que encierran el patio de armas. La ampliación queda concluida con el trazado que se puede contemplar hoy en día.
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