El Río Magdalena.
A lo largo de este viaje por el interior del Colombia, yendo más al sur de Medellín, han sido muchas las veces que he cruzado el Río Magdalena y su afluente el Río Cauca.
Columna vertebral de Colombia.
Con una longitud de más de 1500 Kilómetros, el también llamado Río Grande de la Magdalena nace en el sur del país, en el departamento del Huíla y tras recorrer longitudinalmente todo el país cafetero desemboca en el Mar Caribe, en la costa norte.
Imponentes puentes.
Muchas carreteras principales del país unen las importantes poblaciones que precisamente se fundaron en las orillas del caudaloso río, haciendo necesaria la construcción de multitud de imponentes puentes que cada día son cruzados por los miles de camiones que distribuyen toda la mercancia que genera y consume el país.
Fuente de riqueza, comercio y vida.
El Río Magdalena provee de pescado, agua para los cultivos y el consumo de las grandes poblaciones ribereñas y además es una vía mercantil de primer orden al ser navegable por grandes barcos más de la mitad de su cauce.
Al pie de sus puentes, o asomado desde un lado de la carretera, resulta cautivador quedarse obserbando a multitudes de pescadores que, metidos en el agua hasta la cintura, lanzan sus redes no muy lejos de los pauperrimos cobertizos donde algunos de ellos malviven.
También es lugar de baño y diversión de bandadas de niños mientras sus madres lavan ropa. Todo ello ofrece un espectáculo lleno de vivacidad y colorio frente a la lente de la cámara.
Honda
Tras desembarcar, esta ciudad ha sido el paso natural, desde antiguo, en el camino hacia Santa Fe de Bogotá. Ello la convirtió en un importante nucleo de comunicaciones, productivo y comercial que ha ido dejando, con el paso de los siglos un reseñable patrimonio en la localidad.
La localidad es conocida por la multitud de puentes, hasta 13 se conservan, que permitian el paso entre márgenes del Gran Río de la Magdalena.
Además es una animada ciudad con vida nocturna gracias a su cálido clima que invita a salir a cenar y disfrutar de las terrazas de su zona rosa.
El Mercado de Honda
Esta vetusta estructura tiene todo el encanto de los viejos mercados que tanto me gusta recorrer.
Los puestos se apretan unos a otros dejando un estrecho pasillo entre las mercaderías, principalmente verduras y frutas, pero también locales de reparaciones y artesanos.
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