Termales de Santa Rosa de Cabal

Salimos de Sabaneta rodando hacia el sur con destino experiencias que nunca antes habíamos distrutado como lo es un termal al aire libre tan sorprendente como el de Santa Rosa del Cabal.

Atravesando Antioquia hacia el sur.

Los primeros kilómetros por tierras antioqueñas me resultan familiares de viajes anteriores. Pronto dejamos atras la gran ciudad de Medellín y su área urbano y comenzamos a adentrarnos en zonas más rurales donde la grandiosa naturaleza va mostrando su explendor.

Llegamos al primer puente de envergadura de los muchos que cruzaremos en las siguientes etapas, en este caso sobre el río Cauca, afluente del Gran Río de la Magdalena.

Continuamos atravesando pueblos animados, al ser día feriado, hasta llegar cerca del mediodía al festivo pueblo de La Pintada.

La Pintada.

La fuerte música de las terrazas y tabernas, el olor a fritanga, el calor y la vestimenta de los viandantes nos revela que este es un destino vacacional que se está despertando de la rumba de la noche pasada.

Paramos a tomar una cerveza fresca y continuamos hacia el enorme puente sobre el Río Cauca. A la otra orilla, un área más boscoso y campestre nos brinda un buen numero de parrilas y restaurantes donde comer, con la moto y nuestras pertenencias a la vista.

Continuando un corto trecho hasta dejar atras el pueblo, pasamos cerca de los Farallones, imponentes moles pétreas que dominan la llanuja junto al cauce del Cauca.

El resto de la etapa es una sucesión de kilómetros entre el pesado tráfico de éstas tierras cuyo mayor entretenimiento es la belleza de los camiones que nos cruzamos.

Termales.

Llegamos a media tarde a Santa Rosa de Cabal, con el tiempo justo para alojarnos, desmontar el equipaje y coger las cosas básicas para irnos a disfrutar de esta maravilla natural que dista unos 15 kilómetros del pueblo.

La vía asciende por la montaña entre fincas, asadores y estaderos donde pasar el día, comer y gozar de la naturaleza ya sea a pie, a caballo o tumbado en la pradera. El último tramo de no más de 2 o 3 kms de pista descubierta nos sorprende la lluvia embarrando el camino de tal manera que me hace plantearme el dar la vuelta.

Optamos por seguir y, en efecto se trata de una nuve pasajera que lo único que hace es disfrazar nuestra montura de un aspecto más aventurero cibierta de barro.

La entrada al recinto supone transportarse a un verdadero paraiso. La noche cae mientras caminamos junto al río, con pequeñas cascadas y abundantes flores, hasta que llegamos al área donde las piscinas de agua caliente desprenden vapor al pie de las cascadas de más de 30m que caen desde lo alto de la montaña.

Tras unas horas de relajación en el complejo, nos vestimos de nuevo y descendemos la montaña en busca de un restaurante donde cenar antes de que cierren, y con la barriga llena, emprendemos el camino al alojamiento.

Santa Rosa de Cabal.

La mañana ha amanecido algo nublada. Para salir del pueblo pasamos junto al parque principal con la iglesia dominando el área desde lo alto de una escalinata. El jardin es alegre y las coloridas figuras de grandes aves que lo adornan le añaden exotismo al entorno.

Por delante nos espera una hermosa etapa llena de sorpresas.

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Javier de Lucas Vázquez. Marzo de 2024

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