Una de las cosas que despierta curiosidad al viajar por Hispanoamérica es comprobar la práctica desaparición de las líneas ferroviarias y la consecuente saturación de las carreteras por el transporte de personas y mercancias.
Los caudalosos ríos y la imponente orografía de este continente hicieron necesaria la construcción de fabulosas estructuras ferreas que hoy sobreviven, a duras penas, con una mezcla de belleza y decadencia, para deleite del aficionado a la fotografía.
El puente sobre el Río Saldaña.
Al paso por la homónima localidad en el Departamento de Tolima, de camino hacia el Huíla me encontré, en marzo de 2024, el hermoso puente ferroviario abandonado junto al existente, para el denso tráfico rodado.
En las proximidades, las ruínas de lo que debieron ser los edificios de la estación hacen transportarse la imaginación del viajero hasta un pasado, quizás no tan lejano, en el que los habitantes, visitantes y productos de estas tierras agrícolas y ganaderas viajaban entre la capital colombiana de Bogotá y la del Huíla, Neiva, en hermosos trayectos ferroviarios.
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