El sur del sur (de Europa)

Con la vista puesta en el Sur del Sur (europeo).

Marzo de 2013. Con la vista puesta en la punta de Tarifa, comienzo mi primer viaje en moto por etapas. No es sólo mi primera experiencia sobre dos ruedas a la aventura, es también un ensayo para mi viaje en ciernes que me llevará al TT de la Isla de Man en el mes de Mayo.

El primer detalle al que presté mucha atención, teniendo en cuenta que la climatología no era buena, fue el equipaje. Cuidé mucho ese detalle, quizás en exceso, y fruto de ello llevé mas de lo necesario, y eso que siempre he sido comedido en este asunto y y conntaba con la experiencia adquirida viajando de mochilero.

Día 1. SEGOVIA – Ávila – CÁCERES

El día comenzó soleado, aunque también frío. La primera parada de rigor la realicé en la ciudad amurallada de Ávila. Callejeé un rato por su casco antiguo pero en vista de que el paulatino empeoramiento del tiempo no quise demorarme mucho.

ASDS_avila01
Frente a las murallas de Ávila

Por medio me quedaba sortear el primer escollo de camino a Extremadura, el Puerto de Tornavacas. Según me acercaba a El Barco de Ávila, a pie de puerto, los primeros copos de tímida nieve empezaban a chocar contra la cúpula de mi moto. A escasos 5 kilómetros pude contemplar en plenitud la tormenta envolviendo el puerto de tal modo que ni se distinguía la montaña.

En ese momento me sentí afortunado ya que de haberme adentrado escasamente un par de minutos más rumbo al puerto, el temporal me abría cogido de lleno. Con un rodeo de pocos kilómetros se me presentaba la oportunidad de dejar a un lado el paso de montaña y con él la tormenta.

Continúo hacia Becedas con un leve mojabobos que se convierte en un chaparrón al llegar a Béjar, pero una vez más la fortuna me permite entrar en un aparcamiento a cubierto de un supermercado justo en el momento que el cielo se rompe en diluvio.

ASDS_bejar01
Comiendo sentado en la acera, mientras aparece el sol.

Como es ya el medio día, aprovecho la parada forzosa para comprar algo de pan y embutido para comer. El sol brilla de nuevo y es momento de ponerse en marcha.

El último tramo hacia Cáceres no me concede tanta suerte y esta vez sí, no me escapo del agua. Afortunadamente viajo por la Ruta de la Plata casi solo y me puedo permitir apretar un poco el paso y el mismo aire seca rápido mis ropas entre champlazo y champlazo de agua.

ASDS_extremadura01
Parada para repostar en la Ruta de la Plata, camino de Cáceres

Alternando agua y sol recorro los últimos kilómetros hasta Cáceres y antes del ponerse el sol llego a la bella ciudad. Me instalo en el primer hotel que encuentro en el centro, suelto mis cosas y marcho a la calle a visitar la ciudad vieja.

Cáceres es una maravilla, su casco antiguo despide tranquilidad en cada calleja, visito su sencilla pero muy bonita Catedral y ceno en un bar de su enorme plaza porticada. Disfruto mucho del paseo hasta entrada la noche. Me voy a dormir encantado de la visita.

 

20130309_192957
Casco amurallado de Cáceres

Día 2. CÁCERES – Mérida – CÁDIZ

Tal y como fue el día anterior, este comienza con agua y sol. A primera hora, con el equipaje montado, una tromba de agua me obliga a refugiarme a la carrera en un portal, dejando la moto cargada junto a la acera. En un rato la tormenta escampa y una vez más el sol vuelve a alternarse con la lluvia. No dejará de hacerlo los siguientes días.

ASDS_extremadura02
Saliendo de Cáceres en dirección a Mérida

Mérida

A medio día entro en la antiquísima ciudad de Mérida. La ciudad fue fundada en el 25 a. C. con el nombre de Colonia Iulia Augusta Emerita por orden de Octavio Augusto, para los soldados eméritos (licenciados con honor) del ejército romano, pertenecientes a dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras: Legio V Alaudae y Legio X Gemina.

Paseo un rato por sus calles visitando los numerosos restos Romanos que salpican su casco antiguo. En el museo romano acceden gentilmente a quedarse con mi equipaje a buen recaudo lo que me permite moverme con mas facilidad. Me siento como un soldado romano bajo la armadura que me proporciona la ropa y botas de moto. No paso tampoco desapercibido entre el resto de las gentes que me cruzo por la calle.

Ruinas romanas en Mérida
Ruinas romanas en Mérida

Aprovecho para comer ligero por la zona y sin demorarme mucho me pongo de nuevo en marcha, aun me queda un gran viaje por delante y no quiero que me pille la noche en la carretera.

Tras un largo pero agradable rato diviso la ciudad de Sevilla y atravieso su gran puente sobre el Guadalquivir. Aunque tentado, hoy no tengo tiempo de parar así es que la dejo a mi espalda y continúo uno pocos kilómetros más hasta que, a la altura del cruce de Dos Hermanas me doy cuenta de que el deposito está apurando sus últimas gotas. Reduzco la marcha y me dirijo hacia esta localidad ha repostar.

Una vez más la suerte se alía en mi favor. Según estoy metiendo la manguera del surtidor en el depósito un ensordecedor trueno rompe la tranquilidad de tal forma que parece que se nos cae el cielo encima. Termino de repostar y miro al cielo con paciencia mientras el diluvio universal cae sobre el techo. Internamente sonrío: al menos esta vez me a pillado a cubierto. Muy cerca hay un Mcdonalds, buen lugar para entretener la espera. Retiro mi moto a un lado, junto a la caseta de la gasolinera y me voy a zamparme con gusto un menú.

Pasado un rato la lluvia cesa y me pongo de nuevo en marcha. Me quedan apenas 150km para llegar, pero el día está declinando ya. Procuro apretar el paso lo mas posible e incluso paso de largo por varios parajes que en otras circunstancias me habría parado a fotografiar. Me tienta la idea, pero se me está haciendo muy tarde. Además empiezo a sentirme cansado, no veo la forma de sentarme ya en la moto. No sé que tiene este camino que siempre me pasa, es algo que recordaré en futuros viajes al pasar por aquí.

Con las últimas luces del día, ya acostado el sol tras el mar, encaro el Puente Carranza. Despacito y de pies sobre la moto atravieso las aguas de la bahía. Al entrar por La Cortadura ya es noche cerrada y de nuevo la furia cae del cielo con un vendaval como solo en Cádiz sabe soplar. Llueve y ventea de tal manera que no me atrevo a dejar la moto aparcada en el aparcamiento de la residencia militar en la que me alojo. Busco una esquinita de la tapia en la que tienen la maquinaria de mantenimiento recogida y, entre corta-céspedes y mini-tractores aparco mi moto. Como puedo acarreo mi equipaje hasta el interior y me instalo.

Playa de la Victória en pleno temporal
Playa de la Victoria en pleno temporal

Desde la ventana observo como las palmeras se doblan, literalmente, envueltas en las impresionantes mantas de agua que se forman con las rachas desiguales de viento. El mar, embravecido se ha comido la anchísima playa de La Victoria hasta tal punto que sus olas casi rompen contra la tapia de la residencia.

 

Día 3. CÁDIZ

El día amanece fresco y ventoso aunque al menos no llueve. El paseo marítimo está desangelado pero aun así me tomo un rato en pasear junto a la playa. Sopla demasiado viento para salir a correr y está tan desapacible que no apetece estar demasiado rato caminando. Pronto decido internarme entre los edificios para ponerme a resguardo y volverme hacia la residencia.

Mas tarde cojo la moto y aprovechando un rato de calma bajo hacia el centro y me paseo por el puerto. Los escasos ratos de calma que me regala el tiempo los invierto en visitar enclaves que aun no conocía de la ciudad como las instalaciones culturales recientemente inauguradas en el Baluarte de Apodaca. Más tarde marcho hacia la Plaza de las Flores a cenar pescaito frito y tras hacer una parada para sacar unas fotos nocturnas del ayuntamiento, la Catedral y el Monumento a la Pepa, primera constitución liberal española. Desde allí marcho a descansar.

 

Día 4. JEREZ

El día ha amanecido de nuevo imposible para viajar. Escucho las previsiones del tiempo y al parecer se esperan vientos huracanados en la zona. Tras comentar la circunstancia con el recepcionista, llamo a la residencia de Tarifa y anulo mi reserva: Me quedaré un día más en Cádiz.

Decido entonces coger un tren de cercanías e ir a conocer las Bodegas del Tío Pepe en Jerez de la Frontera. En la estación entablo conversación con un joven chaval que es Infante de Marina y que me cuenta sus vivencias a bordo. Yo le cuento que años atrás estuve acuartelado muy cerca de allí: en San Fernando.

La agradable conversación entretiene la espera del tren, que se retrasa. Cuando comenzamos el recorrido por campo abierto descubrimos la magnitud del temporal de los últimos días. El campo entero es una balsa de agua y poblaciones enteras están literalmente empantanadas.

Tras un largo rato llego a Jerez, que por suerte esta soleada. Camino un trecho desde su bonita estación hasta el emplazamiento de la centenaria bodega, saco la entrada y accedo al recinto. Tengo que esperar hasta el siguiente pase guiado. Salgo al exterior de la taberna que hace las veces de bar y sala de espera a tomar algunas fotos, pero no me quedo mucho: aunque el cielo está azul, corre un viento húmedo y frío que no anima a estar en la calle.

 

Bodega González Byass

Recientemente, en 2010 la bodega ha celebrado su 175 aniversario, y ha recibido el galardón a la Mejor Bodega del Mundo en el International Wine & Spirit Competition y no es para menos, la bodega es una maravilla.

La empresa española cuenta entre sus marcas más conocidas con la popular Tío Pepe, cuyo logotipo, formado por una botella de vino fino con sombrero y chaquetilla de color rojo, es una de las figuras más exitosas del mundo publicitario español.

La historia de la bodega, de la firma y del descubrimiento de su producto: un vino confeccionado de una forma completamente distinta al resto, resulta fantástica y más aun contada por el entusiasta guía que nos acompaña. La cata posterior, aunque debo reconocer que el fino no es de los vinos que me entusiasmen, me permite hacer algún que otro agradable descubrimiento como el Croft. Salgo de la bodega embriagado así es que decido buscar un restaurante donde comer y aminorar mi estado de entusiasmo.

 

El fin del temporal.

A primera hora de la tarde regreso a Cádiz en el tren. El día a mejorado bastante. Al llegar cojo la moto y me marcho a tomar unas bellísimas fotos del atardecer en las playas de la carretera de San Fernando.

Siempre tras la tempestad viene la calma y esta vez parece que el sol va a ganar la partida a la lluvia. Es hora de empaquetar los trastos y prepararse para continuar viaje. Mañana alcanzaré el hito fijado: «El punto más al sur del continente europeo», la punta de Tarifa.

Día 5. CÁDIZ – Tarifa – MÁLAGA

Vejer de la Frontera

La mañana se presenta soleada. Sin darme demasada prisa desayuno, organizo el equipaje, lleno el depósito y me pongo en marcha. Tomo la ruta de la N340, la carretera nacional que discurre junto a la corta de todo el sur Atlántico y posteriormente del Mediterraneo.

Me siento feliz, el día es bellísimo y me encuentro en uno de los lugares más interesantes y hermosos de España y del continente europeo.

Tras abandonar la «tacita de plata», Cádiz, por el Castillo de la Cortadura, me dirijo hacia San Fernando, siempre con el mar a mi derecha. Los kilómetros van cayendo suavemente y poco a poco me voy adentrando en esa maravillosa área de pueblos blancos y mar azul.

Decido para a pasear en Vejer de La Frontera. Asciendo por el empinado camino hasta alcanzar el el alto el hermosísimo pueblo. Paseo por sus calles tranquilas, extrechas, en tremenda pendiente y blancas, muy muy blancas!!

Vejer de La Frontera
Vejer de La Frontera

Trás tomar fotos aquí y allá consulto el reloj y veo que la mañana empieza a agotarse, es hora de continuar hacia mi siguiente destino.

Trafalgar

El Cabo de Trafalgar es un lugar marcado de a fuego y sangre en la historia de España: El fuego de los cañones y la sangre de los hombres de armas y mar que aquí dejaron sus vidas en una de las batallas navales más famosas de la historia. Las escuadras Hispano-Francesa y Británica chocaron frente a estas costas saldandose con una derrota del bando aliado liderado por Francia y nutrido por buques españoles, lo cual supuso el fin de la hegemonía española de los mares y el ascenso a ella de los ingleses. Aquí chocaron el famoso Victory y el Santísima Trinidad (el mayor navío de cuatro puentes existente). El combate se llevo por delante la vida del famoso vicealmirante Nelson, de Cosme de Churruca, y la de un buen número de hombres destacados de la época.

Cabo de Trafalfar
Cabo de Trafalfar

La calma y las dunas son lo que reciben ahora al visitante. Un parage magnífico, unas playas y un mar impresionantes y un corto camino que conduce hasta el faro de Trafalgar, solitario centinela de la costa.

Camping de Trafalfar
Camping de Trafalfar

Justo donde la carretera termina, existen varios campings en los que quizás algún día me gustaria alojarme y pasar varios días por acá.

Los Caños de Meca

Sin duda uno de los lugares más agradables en los que perderse de España. Un mar juguetón y un verde bosque que desciente por los acantilados hasta la linea de mar. Estamos cerca de Barbate, en un enclave natural incomparable.

Los Caños de Meca
Los Caños de Meca

Tarifa

Y al fin alcanzo la el extremo sur del continente, recorro lentamente su playa en la que centenares de surfistas disfrutan de este mar bravo que ha convertido este enclave en famoso para los deportes de mar. Después me dirijo hacia las fortificaciones del casco antiguo y el puerto. Al llegar, con el castillo a mi espalda recorro los últimos metros de Europa.

Tarifa, Al sur del sur
Tarifa, al sur del sur. El punto más al sur de Europa.

Ahora si, estoy en EL SUR DEL SUR. Frente a mí, a tiro de piedra, está la costa africana. Una extrecha lengua de mar de tan solo 13 kilometros separa ambos continentes.

De nuevo me incorporo a la Nacional 340 y comienzo a ascender el puerto en dirección a Málaga. Atrás dejo ya el Oceano Atlántico y comienzo a recorrer los primeros quilómetros de costa Mediterranea, siempre a mi derecha. Hago una parada para deleitarme con las impresionantes vistas del Mirador del Extrecho. Frente a mí se divisa imponente la costa de África.

El mirador del estrecho, con la costa africana al fondo
El mirador del estrecho, con la costa africana al fondo
Mirador del Extrecho
Mirador del Extrecho

A unos pocos kilómetros me espera mi amigo Dani para comer, en Sotogrande. Al llegar dejamos mi moto, me lleva a su casa a ver a Marian y sus hijos y después me invita a comer en una terraza de la lujosa urbanización. Hace largo tiempo que no nos vemos así es que ni que decir tiene que disfruto feliz del encuentro. Antes de que caiga la tarde nos despedimos, lo justo para poder llegar con las últimas luces a las afueras de Málaga, la grán capital de la Costa del Sol.

Encuentro con facilidad la playa de la Malagueta, en la que se encuentra mi alojamiento, subo mis cosas a la habitación, me doy una buena ducha y allí, asomado en la terraza, sobre la arena de la playa disfruto de la brisa del mar. El día a sido magnífico y me encuentro feliz.

Bajo a cenar y paseo por los alrededores. Muy cerca se encuentra el remodelado puerto, repleto de comercios, terrazas y restaurantes. Málaga está preciosa, para mañana queda el visitar sus monumentos.

Día 6. MÁLAGA

El día amanece radiante. Me he despertado pronto y la visión del mar mediterraneo a escasos metros de mi terraza me hace desperezarme rápido, ponerme la ropa de deporte y salir a correr por el paseo de la Malagueta hasta llegar al El Balneario de Baños del Carmen.

De regreso desayuno en la cafetería de la residencia y cojo mi cámara y la moto para subir a lo alto del Castillo de Gibralfaro, donde se encuentra el Parador,lugar desde el que se domina toda la costa y el casco histórico de la ciudad.

Allí tiene lugar un encuentro que marcará muchos de mis futuros viajes. Una pareja, Jorge (argentino) y Pilar (colombiana), me piden tomarles unas fotos. Yo les pido lo mismo a ellos, junto a mi moto, y comenzamos a charlar. Me preguntan por mi viaje, nos fotografiamos juntos y nos intercambiamos los números de teléfono. En aquel momento se inició una amistad que me llevará a mí a viajar años después por por tierras de Suramérica y a ellos a vivir en Segovia, tras abandonar USA y pasar por Ecuador.

Tras despedirnos, empleo el resto del día y parte de la noche a visitar la ciudad.

 

 

Día 7. MÁLAGA – CABO DE GATA

El día ha amanecido soleado. Me pongo en marcha sin prisas retomando la antigua N340 pegado siempre a la costa. Evito la A7 y voy disfrutando sin prisas del camino, siempre con el azul Mar Mediterráneo a mi derecha.

Los kilómetros y las horas van cayendo. Dejo atrás la provincia de Málaga para entrar en la de Granada y pasado Motril comienzo a encontrarme las primeras extensiones de invernaderos. Al llegar la altura de la Torre del Zambullón, a la salida de Calahonda, hago una parada para descansar y disfrutar un rato de la tranquilidad del paraje.

Torre del Zambullón, Granada. Junto a la N340
Torre del Zambullón, Granada. Junto a la N340

Continúo unos kilómetros más y llego la entrada de Almería, para continuar antes del atardecer hacia el Cabo de Gata. Por el camino hago una parada junto al Torreón de San Miguel. El antiguo castillete de la Guardia Civil ahora abandonado y todo su sencillo entorno transmite una sensación de tranquilidad que se va filtrando hasta el interior de uno cuando viaja por estos parajes.

Torreón de San Miguel en el Cabo de Gata.
Torreón de San Miguel en el Cabo de Gata.

Un poco más adelante, al final de la larga recta que conduce hasta la Iglesia de Las Salinas, las barcas amarradas en la playa, la arena sin gentes y el tranquilo mar sin olas hace que se pare el tiempo mientras el sol se esconde en el horizonte.

Barcas en la Playa de Almadraba del Cabo de Gata
Barcas en la Playa de Almadraba del Cabo de Gata

San José

Cae la noche mientras conduzco hacia San José. Las últimas luces del día me abandonan cuando me acerco a la playa. El pueblo está muy tranquilo, apenas unos pocos locales abiertos con un puñado de personas. Es temporada baja.

Anochece junto al mar en San José (Cabo de Gata, Almería)
Anochece junto al mar en San José (Cabo de Gata, Almería)

Dejo mi equipaje en la habitación, me doy una ducha y salgo a caminar en busca de algún lugar donde sentarme a cenar y tomar una cerveza. Caminando llego hasta el pequeño y tranquilo puerto deportivo. Casi todas sus dependencias estan cerradas pero uno cuantos restaurantes congregan la poca gente que habita el pueblo en estas fechas.

 

Día 8. CABO DE GATA – CARTAGENA

La mañana siguiente ha amanecido aun soleada, pero con un viento húmedo que presagia un cambio del tiempo. Me levanto pronto y me doy prisa para ir hasta el faro del Cabo de Gata a tomar unas fotos antes de continuar camino.

Llegando al mirador del Cabo de Gata

La Salina

Aún es temprano y a penas hay gente por la zona. Estas tierras áridas junto al mar, de paisajes enormes y humedales tranquilos y construcciones decadentes, transmiten una sensación de soledad agradable sí, pero inmensa.

Playa de la Almadraba (Cabo de Gata)

 

El Cabo

Asciendo por el promontorio que separa el paraje de La Fabriquilla y el Faro del Cabo de Gata. Junto a un estrechamiento, donde la vertiente ascendente de la carretera cambia su inclinación hacia el descenso, paro para tomar unas fotos.

El promontorio entre la Fabriquilla y el Faro del Cabo de Gata
El promontorio entre la Fabriquilla y el Faro del Cabo de Gata

Después continuo hasta el edificio cerrado del faro, sobre el arrecife. Me asomo a sus miradores, saco la cámara y tomo unas fotografías sin entretenerme mucho porque algunas gotas traídas por el viento empiezan a caer. Tengo que regresar a San José a por el equipaje y seguir viaje y debo hacerlo rápido si no quiero que me alcance la tormenta.

El Cabo de Gata
El Cabo de Gata

Hacia Murcia

Salgo de San José a media mañana, dejando atrás la amenaza de lluvias. En vez de tomar el camino mas corto y directo, por la A7 decido continuar hasta Nijar y desde allí, por la AL102 llega a la N340a. El tramo entre la poblaciones de Nijar y Licainena de las Torres es espectacular. La carretera es revirada, con buen firme y completamente solitaria.

Tanto que según van cayendo los kilómetros empiezo a preocuparme al no encontrar ninguna gasolinera. Los escasos nucleos que voy atravesando están completamente solitarios. En uno de ellos encuentro un marroquí limpiando un viejo Renault 9 y le pregunto si conoce una estación de servicio. A penas habla castellano, pero creo entenderle que cerca, más adelante, hay una. Voy bajando al ralentí las cuestas para reducir al máximo el consumo hasta que por fin aparecen los carteles de la gasolinera… rezo para que esté abierta y, en efecto lo está. Continúo por la N340a hasta que, cansado de viajar por el interior decido desviarme de nuevo hacia la costa.

Palacio Consistorial de Cartagena, de estilo Modernista. La ciudad tiene un importante patrimonio de este estilo.
Palacio Consistorial de Cartagena, de estilo Modernista. La ciudad tiene un importante patrimonio de este estilo.

En un pequeño pueblo junto al mar me para la Guardia Civil. Un control rutinario de revisión de documentación. Me detengo, muestro mi licencia de conducir y los papeles de la moto al agente y le digo que me quedo un rato a un lado descansando. Hace frío y el mar choca violento contra las rocas a causa del viento racheado que sopla. Ya no me quedan muchos kilómetros para llegar a destino. Esa noche llego a Cartagena, me instalo, salgo a dar una pequeña vuelta por el centro y cenar algo y me recojo a la cama temprano.

 

Día 9. CARTAGENA – MADRID

A la mañana siguiente me levanto pronto y bajo al centro de Cartagena para visitar parte de la zona histórica que aun no conozco (años atrás visité la ciudad y buena parte de su partimonio romano). Una pequeña ruta guiada me lleva por zonas que aun no conocía como la reciente restauración de su Muralla Púnica así como algunas interesantes explicaciones arquitectónicas de un pasado más reciente.

En Cartagena , junto a un avión de la Patrulla Águila del Ejercito del Aire.
En Cartagena , junto a un avión de la Patrulla Águila del Ejercito del Aire.

Al medio día recojo mis cosas y pongo rumbo a Madrid, de vuelta a casa. El viaje de regreso lo hago sin mas pausas que los obligados repostajes ya a gran velocidad. Hace frio por la meseta y estoy deseando llegar. Acaba así mi primer viaje en moto por etapas. Mi mente se pone ya en modo TT-Isle of Man

https://goo.gl/maps/cEDYj

 

Ver más…

N340 – Sur. Carretera del Mediterráneo.

Tarifa, el sur del sur.

El Cabo de Gata

 

 

Un comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *