Acabando el 2019, en noviembre, viajo por primera vez en moto al país alauita. Los recuerdos y vivencias que me traigo de recorrer Marruecos en moto son estupendos, por lo cual seguramente no sea éste mi último viaje al país.
Mi retina se ha llenado de paisajes grandiosos, de gentes muy diversas, poblaciones exóticas y muy diferentes según las regiones. He recorrido largas planicies, atravesado desiertos, pisado dunas y cruzado altas montanas, palmerales, ríos, gargantas, valles, bosques, etc.
También quedan en mi memoria los fuertes olores a especias, las costumbres tan distintas a las que yo estoy acostumbrado, los mercados, las gentes y su trato, las carreteras, o el caos de sus medinas y zocos.
Por supuesto, también la enorme pobreza que veces nos hemos encontrado, la humildad de sus arcaicos asentamientos perdidos en el tiempo y el espacio. Me he sumergido en la inmensidad de esa naturaleza casi indomable, pétrea, ruda, pero grandiosamente bella.
A través de las siguientes etapas he ido descubriendo muchos ‘Marruecos‘ distintos y aquí trato de traértelos, si tienes la curiosidad y paciencia de irlos descubriendo conmigo:
Etapa 1. Mis primeros kilómetros hasta llegar a Chaouen.
Cruzamos la frontera de El Tarajal y nos internamos en un país para mi completamente nuevo en cuanto al viajar en moto se refiere. Hace tiempo estuve en una ocasión en Tánger, solamente allí.
Ahora recorro a mi aire sus carreteras y durante días voy a poder ir donde me plazca y conocer a mis anchas buena parte de él.
Etapa 2. El primer encuentro con el Atlas y su complicada climatología.
Dejando atrás la turística ciudad azul de Chaouen, nos topamos con la gran cordillera del norte de África. Sus bosques, los monos en las copas de los árboles, la humedad, el frío y por supuesto los pueblos y sus pobladores, todo supone un gran cambio en un corto espacio de tiempo.
La dureza del clima y la meteorología adversa hace que nos demos cuenta de que, lo que calculado sobre el mapa parece sencillo, la realidad de la carretera lo vuelve ambicioso. Es difícil prever el tiempo y la dificultad que nos llevará concluir cada etapa según lo planeado.
Esta etapa fue un ejemplo de ello, obligándonos a renunciar a una parte del trayecto y aplazarlo para el siguiente día, quedándonos a dormir en una localidad sin interés cultural o turístico, pero que nos permitió secar nuestras ropas y poner a punto nuestros pertrechos.
Etapa 3. Viajando al sur hacia el Desierto del Sáhara
Cambiamos de nuevo de paisajes. Iniciamos el ascenso al último tramo del Atlas, el que nos quedó pendiente del día anterior y atravesamos un enorme y frío páramo. Después de alcanzar la cumbre descendemos y comienza el pedregoso e inmenso desierto.
Un desierto sin dunas, solo una yerma planicie casi infinita frente a nuestra vista. Así será durante decenas y decenas de kilómetros mientras la temperatura va subiendo agradablemente.
Empezamos a atravesar ya algunos pueblos construidos en adobe y aparecen también los primeros palmerales, que nos encontraremos después con frecuencia en las siguientes etapas.
Después, durante nuestros últimos kilómetros de la jornada, comenzaremos a divisar en la lejanía las dunas, lugar el que nos dirigimos.
Etapa 4. Camino a las Gargantas del Todra
Disfrutamos de las dunas del Erg Chebbi y de el entorno a ella: las antiguas instalaciones de la fábrica de máscara de ojos, el pueblo francés abandonado tras el fin del protectorado, etc.
Poco a poco nos alejamos de las dunas y llegamos a los palmerales por una ruta distinta a la que trajimos el día anterior. Y tras dejar atrás los valles y palmeras nos dirigimos a los páramos y las altas montanas del entorno del río Todra
Etapa 5. Desde el Todra a Ouarzazate, viajando hacia el oeste.
Por el río Todra y a través de paisajes infinitos y casi vacíos, viajamos hasta Agoudal. Los problemas mecánicos en la moto nos obligan a renunciar a pasar al Dades y retornar de nuevo sobre nuestros pasos para seguir la ruta por el sur.
Descendemos de las elevadas cotas que alcanzamos en Tizi ‘n Takkat ‘n Liloud a las más bajas que nos conducen, siguiendo la cuenca baja del Dades, hacia la cinematográfica ciudad de Ouarzazate.
Etapa 6. Dejando atrás áreas rurales para entrar en grandes urbes.
Desde Ouarzazate ponemos rumbo al noroeste para hacer el último paso por el Atlas, quizás el más duro y complicado que nos encotrásemos a causa de la climatología y por el estado de la carretera. Las nieves, el agua, la niebla y las obras hacen tortuoso y helador el camino.
Después, el descenso hacia los valles del Forêt Toufliht nos devuelve al agradable calor antes de entrar en el área de Marrakech. Atrás dejamos el Marruecos más exótico, agreste y atrasado para entrar en el caótico, urbanita y turístico oeste del país.
Etapa 7. Rumbo a la costa Atlántica.
Viajamos ya entre núcleos urbanos grandes, con tráfico a ratos denso, por carreteras en buen estado y atravesando poblaciones, a priori, menos interesantes. El paisaje es llano, más fertil y sobre todo más moderno.
La ruta es corta y cómoda, tan solo una sucesión de kilómetros fácilmente consumidos hasta llegar a la gran urbe de Casablanca, a las orillas del poderoso Océano Atlántico.
Visitamos su Medina, su gran Mezquita, y callejeamos por la caótica y variopinta ciudad
Etapa 8. El viaje al norte de regreso a España.
Desde Casablanca, si no se decide tomar las carreteras nacionales que bordean la costa atlántica, el regreso por autopista es rápido y cómodo.
La vía atraviesa llanas extensiones agrícolas y ciudades de mayor o menor tamaño, más desarrolladas e industriales. A la izquierda se van dejando al paso, algunas de las interesantes, turísticas e históricas ciudades de fundación colonial que sería interesante conocer en un futuro viaje por la costa.
Pasamos la frontera en Tánger Med, embarcamos y dejamos atrás la costa africana de regreso a Algeciras.
Gastronomía
Marruecos tiene una gastronomía interesante, variada y rica en el uso de especias y en sabores intensos. La presentación de los platos y las condiciones de los locales pueden echar para atrás al viajero occidental, acostumbrado a unos niveles de higiene muy superiores.
Evidentemente para disfrutar de la gastronomía de estas tierras hay que bajar el listón, por lo general, en las exigencias en cuanto a la asepsia. Si no eres muy escrupuloso, vas a poder disfrutar de una rica variedad de sabores simplemente con guardar unas mínimas precauciones.
Impresiones
Mas allá de los paisajes, de mis sensaciones recorriendo el país sobre la moto, de las descripciones sobre los lugares o las comidas, etc, Marruecos me ha dejado una serie de reflexiones que tienen que ver con sus costumbres y muchas otras cosas que he percibido viajando en estos días.
Te comparto en este enlace todas ellas, desde mi punto de vista subjetivo, pero que para mi han sido tan enriquecedoras como las propias imágenes que del país me traigo.
Ver mis reflexiones sobre el viaje por Marruecos
Mapa del Viaje
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