Partiendo desde la hermosa ciudad colonial de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, a 2500m sobre el nivel del mar, se comienza el ascenso por la E582, que atraviesa el Parque Nacional Del Cajas, uno de los más importantes del país, en su camino hacia Guayaquil.
La carretera, de buen firme, serpentea en un incesante ascenso, rodeada de lagunas de mayor o menor tamaño. En ésta enorme reserva natural existen más de 250 lagunas de gran tamaño entre las más de 600 totales.
Santuario de la Virgen El Cajas
Es el primero de los enclaves turísticos de la zona que nos encontraremos. En mi caso no pude visitarlo por encontrarse cerrado, pero ya solamente las panorámicas de la zona merecen la pena para hacer una parada.
Conforme se asciende, los árboles van desapareciendo y comienzan a aparecer unas genuinas señalizaciones que advierten al conductor de la posible presencia de Llamas en la vía. Son muchos los miradores que se suceden a los lados de la carretera, uno de ellos es el de la Laguna Toreadora.
Laguna La Toreadora
Una ruta senderísta permite rodearla. En éste punto, debido a la altitud, la vegetación arbórea comienza a ser escasa, dando paso a arbustos bajos, matorrales y musgo.
Si bien, el Árbol de Papel (Polilepis) está presente en todo el parque, incluidas las cotas más altas. Se le llama así por su corteza muy suave y delgada que se desprende a modo de trozos de papel de color anaranjado.
Mirador de Las Tres Cruces
Continuando el ascenso se alcanza el punto más elevado de la ruta, a 4167m. de altura sobre el nivel del mar.
El él nos topamos con un rebaño de Llamas pastando plácidamente el las cunetas y paseando como si tal cosa entre nosotros y nuestras motos.
El viento sopla poderoso en esta cota y las vistas son magníficas. La visita es, por tanto, ineludible en muchos sentidos. En mi caso es el puerto más elevado que he cruzado en moto hasta la fecha.
Al bajar de la moto, siento los efectos del al altura. El pulso se acelera, subir las escalinatas me resulta fatigoso y la cabeza flota con un ligero mareo durante unos instantes.
Pablo y Mónica, mis anfitriones de ruta cuencanos, me explican las peculiaridades del lugar. Hacemos unas cuantas fotos y comenzamos el descenso.
Hostería Dos Chorreras
Antes de abandonar El Cajas, de regreso en Cuenca, mis anfitriones me llevan a esta hermosa hostería a probar las empanadas de viento con queso, ¡deliciosas! con café. El lugar es una magnífica fusión entre la naturaleza y las edificaciones rústicas dejando penetrar los arboles, rocas y torrentes, entre la piedra, madera y cristales de las construcciones.
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